miércoles, 3 de diciembre de 2008

No te mando más castigo .....


Muchas he veces me he puesto a pensar en lo que habría pasado si te hubieses atrevido a escogerme…si te hubieras jugado por mi….
Creo que tu vida sería mucho más divertida…más plena y quizás me atrevería a decir….habrías experimentado lo que es la felicidad
Habríamos actuado en equipo de manera sincronizada y complementándonos…no como te veo ahora… jugando sola.
Creo que te hubiese gustado que te cubriera el rostro de besos antes de dormir y que camináramos de la mano por la playa.
Casi puedo jurar que te sentirías enamorada, apasionada… viva.
No como te veo ahora…buscando cualquier excusa para demorar el regreso a tu casa porque sabes que no encontrarás ahí lo que necesitas. Ahora te inventas amigas, responsabilidades de trabajo, shooping y demás…motivos falsos de toda índole para pasar de largo a una realidad que te da pánico afrontar…que no eres feliz… ni lo has sido en mucho tiempo.
Desde mi manera de ver las cosas la solución es muy fácil, se arregla con solo cerrar la puerta diciendo… “Me voy”… y llenar con una bocanada de aire fresco tus pulmones para recargar el ímpetu que siempre he admirado en ti.
Pero sé que no lo harás… sé que antes de tocar el pomo de la puerta, el miedo te congelaría las venas. Sé que te has convertido en esclava de tu zona de confort, la buena ropa, peluquerías, buenos perfumes y cosméticos…todo eso que logrará que vivas por años bajo esa lamentable costumbre o tradición si se quiere…la que no le importa matar tu entusiasmo.
Eres una cobarde…si cobarde… con todas las letras.
De mi parte te diré que la vida sigue…yo estoy más que satisfecho de lo que me ha tocado vivir y sentir…aunque reconozco que sigues siendo la asignatura pendiente de mi vida...
Me consuelo al pensar que tengo amores por delante que me reconfortarán, que mi libertad para escoger sigue intacta… y que sólo yo decidiré cuando ejercerla con convicción…mientras tú seguirás eligiendo un encierro en una jaula de oro que te está secando el alma.
Y termino con una frase conocida que te he dedicado por años y que, quizás suena a maldición, pero realmente es la triste conclusión de nuestra historia:
“No te mando más castigo que estar durmiendo con otro y estar soñando conmigo…”


El Divagante.